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Presencias espectaculares de Dios
“En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor
sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2. Por encima de él había
serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos
cubrían sus pies, y con dos volaban. 3. Y
el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los
ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz
del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5. Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo
hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios
inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. 6. Y voló hacia mí uno de los
serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas
tenazas; 7. y tocando con
él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu
culpa, y limpio tu pecado. 8. Después
oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?
Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. 9. Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no
entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. (Isaías 6:1-9)
“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás
de mí una gran voz como de trompeta, 11. que
decía: Yo soy el Alfa y la Omega,
el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete
iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis,
Filadelfia y Laodicea. 12. Y
me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de
oro, 13. y en medio de los
siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que
llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. 14. Su cabeza y sus cabellos eran
blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; 15. y sus pies semejantes al
bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas
aguas. 16. Tenía en su
diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su
rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. 17. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su
diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; 18. y el que vivo, y estuve
muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las
llaves de la muerte y del Hades. 19. Escribe
las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.
(Apocalipsis 1:10-19)
- A
veces Dios se manifiesta de forma espectacular, lo vemos en la Biblia y hay testimonios de
personas que han tenido un encuentro diferente con Dios.
- Esto
no ocurre todos los días ni a toda la gente, Dios se reserva estas
manifestaciones para cuando Él ve conveniente, normalmente de forma
excepcional.
- Todos
nosotros podemos estar en la presencia de Dios, pero no todos vamos a tener
estas manifestaciones sobrenaturales, pero estos textos nos muestran cosas que
ocurren cuando estamos en la presencia de Dios, sea espectacularmente o de una
forma menos llamativa.
- Veamos
algunas cosas que ocurren al estar en la presencia de Dios.
1.-
Se ve la gloria de Dios (V.1-4).-
Se ve la dimensión real de Dios, ya no es que nos imaginemos y entendamos que
Dios es grande, sino que uno ve la magnitud real de Dios.
Cuando estamos en la presencia de
Dios nos admiramos de lo grande que es, nos sorprendemos, y nos gozamos de
poder estar en sus manos y tener su protección.
2.-
Vemos nuestra propia realidad (V.5).- “siendo hombre inmundo de labios” Isaías se vio de
labios inmundos e indigno de ver al rey.
Cuando vemos a Dios no podemos
menos que ver nuestra realidad y pequeñez.
Lejos de Dios nos consideramos
fabulosos y maravillosos, pensamos que somos lo mejor, pero cuando estamos en
su presencia entendemos lo que somos en realidad.
Cuanto más cerca estamos de la luz,
más vemos nuestros defectos y manchas, en la oscuridad no se ve ninguna
imperfección.
3.-
Somos tocados por el fuego de Dios (V.6-7ª).- El fuego de
Dios nos toca, somos purificados. Lo antiguo es quemado.
Los labios viejos tienen que pasar
por el fuego de Dios, El nos va a dar un nuevo lenguaje.
Lodo lo que tenemos ha de ser
tocado por el fuego de Dios.
4.-
Somos limpiados (V-7).-
“Es quitada tu culpa, y limpio tu pecado”
Primero se nos quema, pero Luego se nos limpia.
La palabra purificar viene del griego “pur” que significa fuego.
Dios nos limpia cuando estamos en su presencia para que hagamos su obra.
La suciedad del hombre desaparece cuando estamos en la presencia de Dios.
5.- Se crea disposición positiva.- “Heme aquí, envíame a mí” Estar en la
presencia de Dios nos lanza a hacer la obra de Dios.
No hace falta que Dios nos repita la pregunta, nos levantamos
automáticamente como voluntarios para servirle.
-
Juan
se dispuso a escribir lo que Dios le dijo.
6.- Dios pone sus palabras en nuestros
labios (V.9).- “Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no
entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis”
Ya no decimos lo que queremos sino aquello que Dios nos dice que digamos.
Nuestras palabras están dirigidas por Dios. Nuestro mensaje fallece y solo
queda el mensaje de Dios.
7.- Dios viene a quitarnos el temor (V.17).- “No temas; yo soy el primero y el último”
Solemos ser temerosos, pero cuando Dios se
nos presenta, sabemos que no vamos a fallar, que Dios está con nosotros y por
esto nos lanzamos valientes a hacer aquello que Dios nos encomendó.
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